"Ciertamente como una sombra es el hombre; Ciertamente en vano se afana; Amontona riquezas, y no sabe quién las recogerá." Salmos 39:6
Los afanes aparecen sólo en ciertos momentos o situaciones en la vida aunque en muchas personas son constantes y no tienen fundamentos.
En muchas ocasiones el dinero es causa de afán y preocupaciones, tal como lo describe el pasaje de arriba. Sin embargo ¿estará bien que nos afanemos?
"Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?" Mateo 6:25
Jesús, expresamente nos manda a no afanarnos por las cosas básicas de la vida. Por el contrario nos insta a ocuparnos del reino de Dios y nos asegura que todo lo que necesitemos para subsistir nos lo dará.
Aquí una grave consecuencia de nuestro afán:
"El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa." Mateo 13:22
Nuestro afán ahoga la palabra, ahoga la predicación del evangelio.
Hermanos afanados se traduce en una escasa predicación del evangelio y en detrimento de nuestras vidas espirituales. Cercena nuestro anhelo de tener una Fe en constante crecimiento.
Cuando se nos presente la tentación de afanarnos, echemos nuestra ansiedad sobre Dios, porque él tiene cuidado de nosotros (1 Pedro 5:7)
Se requiere Fe para creer que Dios siempre proveerá, nos protegerá y nos premiará.
Fe mueve la mano de Dios.